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PRESENTIMIENTO



Estoy contra el tiempo y este viene oprimiendo el respiro, asomo oscuro y siniestro. Estoy aquí, contra el tiempo o contra la pared y con las manos arriba, ¿cuál es el delito? Quizás haber amado en una playa distante en medio del invierno, intentando que nadie nos entregara su atención. O haber caminado por esa misma arena, dejando que un cigarrillo como los que siempre visitaran uno de mis pulmones, se quedara a vivir como apacible morador.


¿Qué me puso ahí, contra el tiempo, contra la pared? Fue mi mano derecha, recuerdo que también la izquierda, también esa lengua de lujosa oratoria, esa que todo lo reinventaba, y todo, todo lo transformaba.


¿Que recite un padre nuestro? ¿Para qué?


¿Tengo un miedo de los mil demonios? ¿De qué?


¿Un no debí? ¡Mentira!, igual volvería a esa playa y aspiraría el mismo cigarrillo que las horas me permitieran, sobretodo si estuviera apegada, tan apegada a esa cadera, esa que tenía solo unos centímetros más que la mía y era tan sabia, fecunda y rítmica.


Sí, viene escalando mis vértebras y otros espacios, silogismos físicos que no manejo del todo, viene escarbando, perforando, ¿viene por mí? Lo atrajo mi desasosiego, mi sigilo, viene, está, se trenza peligrosamente a mis órganos tan apetitosos, así como a mis piernas. Viene, bebe de su sangre, mi sangre, se aprende de memoria el nombre de mis hijos, dice que eso que el reloj muestra no es cierto, que eso de los minutos es un invento del hombre para ir derechito por esa línea, bajar o detenerse en esas estaciones día y noche, así las llama. Dice que el tiempo solo es real cuando se abren los ojos, el resto es nada, solo un mundo inconsciente, donde las imágenes bailan, respiran y se mueven de manera zigzagueante, como algo ditirámbico, obtuso, donde los rostros se arman de un cuerpo entre líneas, donde la voz es solo un graznido de un ave ya extinta.


Sí, aquí, “contra la espada y la pared”, incierta, insegura, con dos botones sobre mis ojos; no puedo olvidar a David Bowie, como si fuera mi música preferida, mi música de muerte y ella se intentara apiadar de cada uno de estos sentimientos, y ya lleva varios fa, sol, re, mi, y muchos fa sostenidos.



Escrito por:

Alicia-Medina-Flores



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