BURBUJAS DE SOLEDAD
Encerramos en burbujas los dolores,
aprendemos la terca mueca de la sonrisa.
Esa risa que gusta al gentío,
que se burla de los tormentos y traga los beneficios.
Apilamos burbujas de memorias agrias,
mientras compramos un perfume de Chanel.
Burbujas que acorazan llantos no paridos,
rutinas farsantes, dolores clandestinos.
Encerramos decepciones, fracasos,
apresamos vergüenzas, culpas sometidas.
Burbujas jabonosas circulando en la sangre
se alojan en el alma, se vuelven cáncer.
Un suicidio repentino nos sorprende,
no hubo avisos ni una mísera premonición.
Esa mueca en la fotografía final
oculta lo indecible en una fija mirada cruel.
¡Ni un dedo rompió esa burbuja!
¡Ni una pregunta la hizo estallar!
¡Ni un ángel presintió la fachada,
tras la cual el dolor impregnaba las venas…!
Llenos de burbujas, flotamos en la idiocia de nuestra ceguera.
Repletos de burbujas, nos elevamos en el estatus de una tarjeta.
Colmados de burbujas, no sentimos, vemos ni escuchamos
las burbujas de nuestros hijos, esas amarras que ceden y se resbalan.
Escrito por:
Inés-de-Cervantes