EL CAMBIO
Yo, pasajera de ciudad, me hastío de la soledad entre muros
el paisaje obligado de casitas iguales, asfixiados geranios
colgando de las ventanas a punto del suicidio.
Tristezas de gomeros cultivados en macetas
perros vestidos de ridículas formas.
Atesoro en mis sueños la ilusión de una casa en el valle
un río poeta que me hable al oído y un árbol colmado de
zorzales, relojeros de canto que anuncien las horas.
Fuera bocinas y luz artificial, libertad de horizontes.
Quiero la luna sola, reanudar mi diálogo con estrellas,
volver a la tierra pura.
Quiero dormir al raso y empaparme de olores.
Con la hoja gigante del manto de Eva
cubrir mi desnudez
volverme silvestre como esas florecitas
que crecen al borde del camino
y alegran de color al caminante.
Escrito por:
Helena-Herrera-Riquelme