Sostuvimos una amplia conversación, donde nos comentó acerca de lo que descubrió en su último viaje, las ventajas de publicar en estas nuevas plataformas y la resistencia que existe entre los autores y los lectores, principalmente mayores, a este cambio de paradigma.

 

• Alfredo, supimos que estuviste de viaje el pasado mes de junio en Europa, cuéntanos sobre alguna experiencia que recogiste con respecto a la literatura.

 

Creo que algo interesante para decir, tiene que ver con que la dificultad que existe para publicar no se restringe a los escritores de nuestro país. Ocurre en Argentina, Colombia y muchos otros países.

 

• ¿Cuáles son esas dificultades?

 

Salvo los pocos escritores publicados por una editorial grande, el resto tiene que hacerlo pagando a una editorial chica, o, en su gran mayoría, auto editándose. Esto significa un alto costo, sin publicidad, directamente con una imprenta, sin una revisión editorial adecuada y sin permanencia alguna en el tiempo.

 

• De un tiempo a esta parte te has transformado en un propulsor de los nuevos formatos de lectura publicando tu obra en Amazon. ¿A qué responde esta iniciativa?

 

Yo diría que principalmente a la necesidad de compartir mis escritos con otras personas. He implementado muchas iniciativas para llegar a los lectores, y por fin comprendí que alimentar los nuevos formatos de lectura, es la manera de tener la posibilidad de cumplir con mi objetivo.

 

• ¿Qué otras iniciativas probaste para llegar a los lectores, que te llevaron a esta conclusión?

 

Formalicé una editorial y logré colocar mis libros en librerías de Santiago y provincias, incluso en los supermercados Jumbo. Hice un gran despliegue de publicidad en diarios y en los puntos de venta. Tenía que visitarles periódicamente, hacer lobby para conseguir vitrinas, facturar, despachar, cobrar, hacer la pérdida de quienes no pagaban… Las ventas que lograba, realmente no compensaban el esfuerzo, y la gestión me quitaba muchísimo tiempo que le robaba a la escritura. ¡Fue una verdadera locura! Hay unos pocos escritores que comprenden lo que digo porque lo han vivido, la mayoría de ellos no tiene tiempo ni ganas de autogestionarse, y los hay que simplemente no se sienten capaces de hacerlo. Muchos, además, tienen que dedicar bastante tiempo a trabajar para subsistir.

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