AUTO-SALVACIÓN CONVENCIONAL
En días azul marino
de profundidad desconocida
cuando el límite del espacio vital de mi cuerpo
parece retroceder de pequeño a insignificante
lanzo cuerdas frágiles al abismo de mi pecho.
Me aferro a ellas.
Asciendo en vértigo a la superficie,
un paisaje familiar me espera
afable, dispuesto al abrigo.
Ha sido un nuevo y convencional retorno
de mi propia mano, mis propias cuerdas.
El sastre siempre alerta de mi pecho
guarda y custodia con enfático cuidado
las frágiles, mas valientes cuerdas.
Conoce su menesteroso servicio.
Se guardan las cuerdas de auxilio.
Hago catarsis y me fortalezco.
De vuelta al juego,
vorágine del siglo.
Escrito por:
Séfora Alexandra
コメント