DOY CAZA

Doy caza a la palabra del deseo
giro una y otra vez sobre mi eje,
a la velocidad del estelar sudor
pedaleo la bicicleta, desnuda,
sin pasaportes voy por la línea del horizonte
del engrasado engranaje sale la niña que fui:
La niña de papel devoró coloridos abecedarios
en silencio imprimió en devenir de las mareas,
huellas en la arena, tacones lejanos, raíces
hasta la roída calavera llena de gusanos
y más arriba absorbió cobaltos nubarrones
notas musicales del río-cielo, agujereado
desde luego por la lluvia en sudestada.
Pedaleo la bicicleta, amortiguo la tormenta
rayos rebanan los tentáculos del calamar
atrás la ciudad, espejismos encadenados.
En sincronía las piernas:
rodillas solfean los cuatro vientos,
gastadas las suelas de los pies nómades,
¡nómades por sentir el placer de las horas!
La cintura da vuelta a la manzana
torna la circunferencia en espiral
y baja extasiado el infinito
por el oscuro ombligo
se entrecruzan los caminos
en mi vientre la vía láctea.
Es delicioso decir: trescientos sesenta grados, cuando
mi cuerpo-mente-alma, alcanza la plenitud del vivir;
astros se mecen en las trompas de falopio,
nuevos planetas emergen de mi entrañable nombre.
Escrito por:
Marcela-Silva-Ramírez