SACRIFICIO
Brazos extendidos clavados al madero,
mueca de dolor sobre tu faz,
corona de espinas ceñida a tu cabeza;
a pesar de ello, entregas paz.
Tu extremo sacrificio, tu ejemplo de amor
ayer, hoy y siempre debemos imitar.
Recordar al mundo, mediante la oración,
que ese dolor no se puede igualar.
Nosotros fuimos parte de tu gran dolor,
nosotros te pusimos sobre ese madero.
A ti, que en cada acción
nos brindas cariño y sagrado amor.
Nada se compara a ese sacrificio:
darnos amor, paz, perdón.
Aún así, no te seguimos,
se endurece nuestro corazón.
Un grito de dolor se escuchó en la noche
al verte solo, clavado en la cruz.
Era tu Santa Madre,
que no comprendía toda tu virtud.
No moriste en vano,
tu ejemplo enseñó amor y perdón.
Vivir como hermanos,
buscando siempre imitar tu amor.
Para algunos, quizá sea imposible
seguir tus mensajes de amor.
Al llegar la hora del último aliento
ninguno queda sin pedir perdón,
y todos imploran: ¡Acógeme, Señor!
Escrito por:
Mario-Villagran