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Reflexión: EN BROMA Y EN SERIO


A veces escucho voces que me dicen, debes cultivarte para que entiendas el pensamiento de los grandes hombres. Yo corrijo: debo culturizarme (no soy planta) e introducir a conciencia mi cabeza en los libros de filosofía y otras ciencias, que a veces encuentro por ahí en ferias de libros o pequeñas bibliotecas. Me doy cuenta por qué la gente común no se interesa por revisar la historia, apenas les alcanza el tiempo para vivir la suya. Descubro que en esos lugares no hay filas para pedir libros prestados, ni menos interés por saber de hechos que ocurrieron hace siglos. Me da vueltas en la cabeza: debo leer, debo saber, y repito, para que no se me olvide. Encuentro al azar a Nietzsche, el filósofo que niega todo y dijo una frase interesante: "La esencia del ser es la voluntad de poder". Debes desechar lo que aprendiste de otros, me pareció confuso y me dejó pensando, y pretenciosamente leo a Hegel, ¿o Heguel? A Jorge Guillermo Federico (1770-1831), con su Idealismo Absoluto que curiosamente murió de cólera, uno de los mayores pensadores alemanes de su tiempo. Su libro “Filosofía de la religión”, por citar alguno, me dejó sin entender, un signo interrogante como un gancho. Reviso otros libros y me encuentro con muchos de estos pensadores que se hicieron las mismas preguntas, cada uno sacaba sus propias conclusiones y se contraponían unos a otros y hablaban de Lógica y Moral y Dialéctica, aparece Marx con el Materialismo y Sartre con el Existencialismo; no toqué a los de antes: Sócrates, Platón o Solón, es que son muchos… La cabeza me quedó como aporreada por tratar de entender a estas luminarias pensadoras y me pregunto: ¿serían felices las mujeres que acompañaron a estos genios?, ¿qué tiempo les dedicarían si se lo pasaban estudiando? Admiro a los estudiosos, pero prefiero a mi hombrecito que me dedique todo su tiempo libre y deje a un lado todos esos libracos de ciencia y me diga que soy la más importante y su única dueña. Mientras miro y remiro los libros, aparece en la tapa de uno, la cara bonachona de Einstein con su cabellera desordenada y sus ojos de ardilla, me invita a descifrar su teoría. Ahí está la ciencia burlándose del que no sabe. ¿Qué tenía en su cerebro de genio que le permitía dilucidar tan difíciles fórmulas y llegar a resultados tan fantásticos? Dicen que de escolar era un niño distraído y siempre lo castigaban por "volado”. Bueno, al final, ¿para qué sirve su teoría? De qué modo la pondrán en práctica para ver los resultados, no me queda claro, hasta ahí llegó mi conocimiento. Por otra parte, a mi alrededor las personas se pelean por la diversidad de creencias y rituales religiosos que cada uno practica, y discuten porque el Libro Sagrado no es debidamente interpretado; entre paréntesis, es un solo Dios el de las discusiones y se lo disputan moros y cristianos, y de los otros. Es larga la lista, mientras algunos pretenden ser salvados, desean a sus contrarios que se quemen en lo más caliente del infierno; cada vez estoy más desorientada. También está la libertad de no creer más que en sí mismo y los derechos de cada uno lo permiten. Bueno, eso no es novedad; desde que existe el mundo los hombres se pelean a piedra y garrote, a cuchillo y fusil, a bomba y flecha envenenada. Desde que se alzó en dos pies o dos patas, siempre se está contradiciendo, aunque sea por "joder" como dijo un español. Tengo un amigo que leía libros de religión oriental, buscaba una respuesta, juntó muchas monedas y se fue directo al Tíbet y a la India o donde está la cuna del Budismo, a ver cara a cara lo que le contaron de esa cultura y volvió transformado. Ahora el tiempo lo ocupa en meditar y orar por los otros que están en revolución acelerada. Él ahora no se complica y poco a poco, los bienes materiales carecen de importancia; su postura es típica, sentado con las piernas cruzadas, vuela tan alto como su pensamiento se lo permite, demasiado elevado, por encima de lo terrenal, o toma la posición de vela, con los pies hacia arriba. Creo que encontró una respuesta a su inquietud, pero no estoy segura si su fórmula servirá a los demás, porque el Individuo es el Individuo, como dijo Nicanor Parra, y a veces se le antoja andar cabeza abajo, y es reacio a que le digan qué es lo que tiene que hacer y en quién tiene que creer. Quiero contar que no me ha dado buenos resultados dármelas de sabihonda, ¿con quién voy a comentar esto que estoy tratando de aprender?, si a mis vecinos y algunos amigos, mi conversación les parece latera, ellos solo hablan de sus artistas favoritos y su tiempo libre lo usan para mandar mensajes y videos caseros por Facebook y conseguir muchos “Me gusta”, eso los hace inmensamente felices y calma sus ansiedades, así que me mandan a freír monos a otra parte, con mis teorías y conversaciones raras pa’ la casa. En resumen, no es mucho lo que avancé por meter mi nariz en los libros.


Nota: aquí van algunos términos filosóficos que aprendí.


Dialéctica: conversación que encierra una deducción lógica, es la superación de contradicciones y oposiciones, para alcanzar el conocimiento de la verdad. Me gusta.


Existencialismo: filosofía según la cual el hombre crea y escoge su propia personalidad por sus actos. Sartre, Heidegger, sus seguidores. Me gusta.


Materialismo: doctrina según la cual no hay más sustancia que la materia, se opone al espiritualismo. Marx. No me gusta.


Ilustración: siglo XVlll. Formas culturales, viene de iluminar mediante la razón. Me gusta.


Soliloquio del individuo: Nicanor Parra, antipoeta. Me gusta.


¿Estoy en lo correcto? ¿o he aprendido nada?


Acepto toda clase de críticas, sugerencias y correcciones.



Escrito por:

Helena-Herrera-Riquelme


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