NAVIDAD
Nochebuena, hace frío, la gente pasa sin verlo.
Van y vienen con enormes paquetes de regalo y hermosas cintas de colores, pero él no siente frío, pues su botella de licor lo acompaña.
Las ventanas lucen muy adornadas, todo se divisa a través del cristal, la mesa elegante y en medio de esta el gran pavo de Navidad.
“¡Qué exquisita se ve esta cena, yo nunca he saboreado tanta delicia!”, suspira.
Sorpresivamente se abre la puerta. Le invitan a pasar. El calor de la habitación, la cordialidad de los anfitriones lo confunde y asombra a la vez. Él es el principal invitado.
Entre brindis y villancicos, llega la medianoche. Los niños gritan, se alborotan, alguien le entrega un regalo, sus manos tiemblan, se sorprende.
¿Cuándo había recibido un regalo en Navidad? Nunca.
Afuera las campanas suenan fuerte, risas de niños, estrellas de colores alumbran los rincones, un resplandor ilumina su cara, al abrir sus ojos el paisaje de siempre, el mismo portal y su inseparable botella de licor, su único regalo.
Escrito por:
Patricia-Herrera-Riquelme