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YUNGAY: LA PELUQUERÍA FRANCESA


El boulevard de los recuerdos del viejo Yungay

Finalizamos nuestro recorrido por el barrio del roto chileno, en un lugar que encierra la historia y la esencia de lo que alguna vez fue Yungay y que el día de hoy realiza un importante trabajo en el rescate del patrimonio.

Llegamos al fin de nuestro recorrido con el mítico barrio Yungay. Curiosamente, nuestro punto de llegada es el principio del circuito cultural patrimonial del barrio. Estamos hablando de “La Peluquería Francesa”, que desde hace ciento cincuenta años, es la segunda peluquería más antigua del mundo y, contigua a ella, el Boulevard Lavaud, proyecto con el que nuestro entrevistado, Cristian Lavaud, ha continuado con la tradición que su abuelo comenzara a finales del siglo XIX.


La historia cuenta que en el año 1898 llegaron, procedentes desde Francia, un grupo de profesionales contratados por el gobierno de Chile, los que se expandieron hasta la ciudad de Lontué para aplicar sus conocimientos en el ámbito del cultivo y la explotación vitivinícolas. Entre ellos, el joven Emilio Lavaud, quien llegó desde el puerto de Bordeaux junto a su esposa y su pequeño hijo, imaginando un porvenir próspero y lleno de ilusiones. Lo que no imaginaba era que encontraría un destino trágico en nuestro país, ya que a los pocos meses de su arribo, contrajo una bronconeumonía que le causó la muerte.

Tras el deceso de Lavaud, la joven viuda y su hijo fueron trasladados a Santiago, amparados por el consulado francés, que los ubicó en una casa en calle Santo Domingo, frente a la Plaza Yungay, donde funcionaba La Peluquería Francesa. Esta era atendida por don Victorino Tauzan -quien posteriormente desposaría a la viuda Lavaud- y dos maestros peluqueros franceses. En el lugar se atendía el personal del consulado y los ilustres vecinos del incipiente barrio Yungay.

En 1918 se notificó la demolición del inmueble, por lo que la peluquería debió trasladarse a calle Santo Domingo, entre Libertad y Esperanza, lugar donde permaneció hasta 1925, año en el que un incendió los obligó nuevamente a trasladarse, esta vez de manera definitiva, a una vivienda ubicada en la esquina de calle Compañía de Jesús y Libertad, donde permanece hasta hoy


Tras el deceso de don Victorino Tauzan, su hijastro, el pequeño Emilio Lavaud, se hizo cargo de la peluquería Francesa conservando el sello y prestigio que la caracterizaba: estilo europeo, con mobiliario importado y accesorios, utensilios y adornos de la época, inaugurando además un salón de belleza femenino.

Los cambios ocurridos en el barrio y las turbulencias sociales se hicieron sentir en las décadas de los setenta y ochenta, aunque la peluquería no perdió por ello su distinción y clientela. En el año 1988 falleció Emilio Lavaud, dejando a cargo a Manuel Cerda, su empleado más antiguo, confiado de que solo en sus manos podía continuar la tradición de “La Peluquería Francesa”, que hasta el día de hoy se mantiene en pie, al igual que Cerda, quien aún continúa con vida, pero que hace un par de años debió radicarse en el norte, dejando de lado el oficio que tanto amaba.

En la década de los noventa, la peluquería comenzó a convertirse en un espacio alternativo para los jóvenes artistas, atraídos por esa imagen tradicional, como detenida en el tiempo, y su estilo europeo o “afrancesado” que mantiene hasta hoy. Así, desde compañías de teatro hasta agrupaciones musicales como Los Tres o La Ley, quienes donaron sus primeros discos de oro, comenzaron a ser asiduos al local convirtiendo el lugar en escenario para eventos y presentaciones.

Sobre cómo nace este concepto del Boulevard en la trastienda de la peluquería, Cristián Lavaud nos cuenta: “Yo estaba trabajando en el ámbito gastronómico y me quedó este proyecto que de alguna manera se ha ido incorporando en la trastienda de la peluquería como un lugar único, una suerte de café que ha ido mutando a lo que es hoy en día, que como tú ves, es un panorama imperdible, por lo que estamos en diferentes guías del mundo, somos marca país”.

La peluquería hoy

Bajo la administración de Cristián Lavaud Oyarzún, nieto del fundador, “La Peluquería Francesa” ha mantenido esa empolvada tradición que supo amalgamar pasado y presente para proyectarlo hacia el futuro. Inspirado en la estética europea del edificio y su ambiente, se hizo cargo del nuevo proyecto: el Boulevard Lavaud. Parte del proyecto incluyó la recuperación de un edificio, tanto en su interior como en su exterior y aprovechando su afición por la recolección de antigüedades y objetos en desuso, Cristián Lavaud implementó para la decoración, muebles y vitrinas reciclados de la misma demolición y otros que había ido adquiriendo y que cuentan la historia de nuestro país, como el salón de la democracia, emplazado en un inmueble que alguna vez sirvió como sede de la Democracia Cristiana.

Lavaud cree que la fama que ha ido adquiriendo el lugar con los años, se resume en la necesidad que tenemos de encontrar nuestro pasado, contar nuestra historia, por todo esto de preservar lo nuestro, de mantenerlo y conservarlo.


El Boulevard que une cuatro edificios en la esquina de Compañía y Libertad, cuenta con un restorán que exhibe una selecta carta con fina repostería, platos de excelente nivel, degustación de vinos y quesos, y a toda hora una gran variedad de cafés en exquisitas preparaciones: “Hemos ido desarrollando varios proyectos en el tiempo y ya no es solo el edificio histórico, sino cuatro casas que se han unido y se han ido complementando para lograr el desarrollo de este proyecto”, señala Lavaud.

Acerca de cómo proyecta el futuro, comenta: “Lo encaro con muchas expectativas, ya que, a lo anterior le sumamos el proyecto de enfrente que tiene que ver con el museo de la peluquería, El 20 de enero vamos a partir con una actividad, en el Día del Roto Chileno, donde vamos a descubrir una placa y se realizará una exposición de los presidentes de Chile para dar inicio a todo el trabajo cultural que estaremos realizando durante el año. Estamos en la previa de la celebración de los ciento cincuenta años de la Peluquería Francesa. La complementaremos con una escuela de barberos que vamos a abrir ahora y por lo que además ha nacido el proyecto de mostrar a través de las artes escenográficas, la historia de este lugar”.


Boulevard Lavaud más que un restorán y cafetería, es un lugar de encuentro para aquellos que buscan entretención y propuestas distintas, donde se conjuga en un solo sitio la historia de Yungay, la buena cocina, el arte en todas sus expresiones y la posibilidad también de adquirir piezas artísticas.

Por eso, Boulevard Lavaud es un lugar imperdible si estamos de visita por el barrio del roto chileno, ya que además, es considerado por la autoridad como Centro de Conservación Histórica y desde allí se inicia la ruta patrimonial del barrio Yungay.

De esta forma terminamos nuestro recorrido por el viejo y querido barrio Yungay y recomendamos a nuestros lectores, que aún no han tenido la oportunidad de visitarlo, que si quieren encontrarse con la historia de nuestra ciudad y, por qué no decirlo, de nuestro país, que vengan y conozcan un lugar que encanta, pero que por sobre todo, nos evoca otra época de Chile.

Escrito por:

Rodrigo-Rocha-Flores

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