ARAÑA
En tu casa me dejas retorciendo huesos
intento zafarme de tu sed y tu hambre
juegas a remorder después de ignorar, no me quieres de alimento, soy simplemente tu muñeco.
Me concedes vueltas, soltando más y más hilo homicida;
capullo a medio cubrir.
Espero que vuelvas, como amante desesperado.
Abrázame con extremidades desenfrenadas y clava tus colmillos vehementes.
Oigo salivar…
¡Creo que ya vienes!
Cansados, estallan mis ojos de emoción.
¡Ven!, termina tu juego y haz de mi cuerpo dulce alimento,
¡ven!, atraviesa la carne y derrite mi cuerpo en acre saliva.
Escrito por:
Francisco-Bustos