AMOR NEURÓTICO
Susúrrame al oído cuando esté dormido para no escuchar lo que no quiero oír, ni ver tu cara traicionera que ha arrebatado mi soledad y perforado mi serenidad.
Háblame despacio, para no escuchar lo que te atreves a confesar en medio de la oscuridad donde no tienes consciencia ni sensibilidad y solo te importa tu bienestar; gozas de la desgracia y la infelicidad de quien te ama y no ha dejado nada al azar.
Mírame cuando veas una foto mía de cuerpo entero porque cuando estoy contigo, no encuentro tu mirada y cuando quiero alcanzarte, ya te has marchado, no ha sido posible hacer coincidir tus ojos con los míos, por eso, mírame y háblame cuando esté inmóvil, en esa foto, mirando sin mirarte y hablándote sin hablar.
Cántame una canción de amor en silencio, para no descubrirte en medio de la noche, sentada mirando las estrellas, desnuda y sin aliento. Con la mirada perdida, sin encontrar la salida de aquel abismo que te tiene confundida, y te ha provocado una profunda herida de aquellas que no es posible desprenderse.
Sonríe cuando te acuerdes de mí, en silencio, porque cuando estás presente, solo disparas fuego. Tu rostro proyecta amargura y tus dientes trituran… Como si estuviera al frente tu peor enemigo, para arrancarle la frente de un zarpazo hiriente, desgarrando su corazón, despojando su vientre.
Abrázame, cuando me haya ido, y finge amarme en esta fantasía neurótica que tienes para darme; un amor falso que sigue provocando arrogancia… ¡No me amas, ni te amas, sal de tu abismo demencial!, de este sueño irreal, que te impide ver el bien y el mal, de tu más oscura y confusa personalidad…
Acaríciame, sin tocarme, con tus manos frías como la escarcha que congela hasta la sangre que circula por mis venas, y que apresuradas fluyen sin querer abandonarme; quieren seguir respirando para seguir amando en esta noche fría, eterna y sin descanso. Mi corazón sigue latiendo, mi aliento te llama… No quiero dejarte y no quiero abandonarme.
Búscame, sin encontrarme, para que finjas estar sola y así seguir manipulando la falsa soledad que te embarga, pregonando al mundo tu desgracia y miseria, buscando aliados que te protejan y sostengan para mantener esa postura que te acomoda y, de esta manera, continuar mintiendo en forma descarada.
Extráñame, sin encontrar algún recuerdo que nos una, mantente impávida cuando estés en tu sueño profundo. Dibújame en la arena para desaparecer con las olas y luego perderme en la inmensidad de tu infinita locura, en un abrir y cerrar de ojos, con la luz de la luna.
Bésame, sin tocarme, para que sientas la despedida del adiós cuando es definitivo y sin retorno y surja en tu corazón el llanto eterno que te acompañará hasta el mismo infierno y no te deje, ni un instante, descansar; ni siquiera en tu hora final.
Acompáñame, sin estar presente, tu ausencia está más latente y es quien me habla, cuando estoy ausente, al cerrar mis ojos y al apagar mi mente. Es el amor neurótico que ha llegado y se ha quedado... aquí pegado, a mi lado, para morir lentamente...
Escrito por:
Cristian-Garrido