MI ABUELO EN SU SOLEDAD
Una copa de vino, un cigarrillo, un libro de versos
le bastan para hacerse compañía,
para hacer de su soledad
la compañera de todos sus días.
La poesía le trae esos sentimientos
que jamás él nunca pudo escribir,
pero que el poeta hizo por él
interpretando todo su sentir.
La copa de vino le embriaga el alma,
le trae recuerdos del lejano ayer.
De esos amores que fueron tan suyos,
esperando cada noche el amanecer.
El cigarrillo, en cada aspirada,
se consume poco a poco, igual que su existir.
No se resigna a irse tan pronto
pasando las horas en escribir.
Ahora, la copa vacía, el libro leído,
revelan que su dueño dejó de existir.
Yo apago el cigarro, aún encendido.
Con mucha pena, me pongo a escribir.
Él era mi abuelo, que quedó tan solo
y encontró compañía para recordar.
La copa de vino, el cigarrillo
y el libro de versos,
hoy son tesoros que me permiten
jamás a mi abuelo dejar de olvidar.
Escrito por:
Mario-Villagran