FLOR DE MONTE

Ignorada y perdida, un punto insignificante de color en el espacio mineral de abismos y montes. No vales nada, nadie te plantó, nadie te cuida. No tengo motivos para mirarte ni detener mi marcha por ti. Eres solo una casualidad sin sentido y nada aportas al universo. Soy un tonto al escribir a lo intrascendente.
Has permanecido estoica frente a la bofetada del viento, indolente ante el ataque implacable de la nieve, apenas acompañada por las piedras frías e indiferentes.
¿Qué haces aquí, flor andina, gota de pintura, explosión minúscula y silenciosa de color inaudito?
¿Por qué no te quejas? ¿Por qué no gimes y te doblegas ante tanta adversidad y frío?
Pero, ¿quién soy yo para juzgarte? ¿Qué soy, sino un intruso estorbando tu silencioso coloquio con la roca y los insectos? No, no me mires, porque no tengo tu entereza ni tu garbo y me avergüenzo de mi ridícula ropa ante ti, que no tienes nada y, sin embargo, vistes con tanta dignidad y belleza.
Escrito por:
Eduardo-Cristi