UNA MIRADA ATRÁS
Acaso baste una lágrima para lucir
el velo blanco
de la tristeza que llevo a cuestas.
Un río soberbio en la selva
no reemplaza
la tibieza que emana del recuerdo
de tu mirada clara
tus aguas dulces.
La lluvia, entonces,
me parece cálida cuando abraza mi rostro,
sacia
la sed de mis labios resecos por la pena.
Escrito por:
Alfredo-Gaete-Briseño