SEPTIEMBRE
Cada noche, entre abrazo y abrazo, prepara su huida. “Esta es la última vez”, se dice, mientras ajusta sus medias de liga. Ha conocido a muchas chicas allí, pero la mayoría no vuelve después de unos cuantos días. ¿Por qué ella sí? Al menos allí no la tratan mal, gana lo que trabaja y la mayoría de los tipos que van son jóvenes, excepto por ese que siempre se sienta en la esquina, no habla con nadie y se toma la cerveza tibia.
No le va mal. Si prefiere no atender a alguien nadie la obliga, pero a fin de mes, ¿quién la socorre? Así que igual los atiende. No deja que le halen el pelo, le besen la boca ni que le toquen las tetas; eso es suyo. De día, con la cara lavada, en jeans y sin los diez centímetros que le dan los stilettos, no se reconoce ni se acuerda de esa otra versión de sí misma.
Quizá, una de estas noches de septiembre, ella también desaparezca.
Escrito por:
Zorayda-Coello-Freitas