ATARDECERES NARANJAS
Antes de encargar mi sueño nocturno,
recuerdo al compás
de las notas musicales
aquel tiempo de atardeceres naranjas.
Recuerdo imágenes labradas
de un ayer inolvidable.
Como cuando
conversábamos inspirados
o cuando nos mirábamos profundo
para después reírnos de cualquier cosa.
Recuerdo cómo eras aquella primavera.
Cuando mis sueños tocaron a tu puerta,
cuando abrí mi corazón para acoger al tuyo.
Una llovizna moja lentamente mi cara
empapando caprichosa los recuerdos.
Increíble es pensar lo lejos que hoy estamos
de esa magia convertida en realidad.
Mis pies no tocaban el suelo,
la luna alumbraba mis noches como sol.
No existían brumas ni escarchas
solo cataratas de emoción alegre
cuando lograba acariciar tus manos
y alcanzar tus sentimientos.
Solo pensaba
en ayudarte a romper la soledad,
en rescatarte de lagunas de dolor.
Soñaba en esas tardes de embrujo místico,
con estrecharte en un abrazo cálido
que protegiera tu ser de miedos insolentes.
Quería amarte sin cadenas
ni fuegos mustios.
Todas las estaciones del año
surgían de mi alma, confundían mi reloj
y me entregaban generosas
sus perfiles de romanticismo.
¡Ese tiempo de atardeceres naranjas!
De sus horas crecían suspiros de leyenda.
Toqué el cielo con esos suspiros,
que sonrieron a Dios agradecidos.
Recorrí también la tierra
en nuestro impulso de dueto infinito.
No podré olvidarlo jamás.
Lo atesoro en un cofre sin brújula
en el que se pierden los recuerdos dolorosos
y recrean juveniles
esas cimas que cuento emocionado.
Escrito por:
Mauricio-Harros
Del libro Huracanes (2018)
Publicado por Aguja Literaria
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