Escultura
Has esculpido una estatua y te has dormido junto a ella, el soplo de una tarde escarlata los alumbra en soledad de estrella.
Entonces comienza aquel sueño donde te hayas inmóvil, ahora es ella quien te examina como leño del cual extraer la figura joven.
Espantado en tus ojos vivos la ves con cincel y martillo empuñado; cae sobre ti, herido asistes mudo a un horror desesperado.
Astillas, médula y sangre van vistiendo la estatua, cada golpe es uno que arde en un ruido que siempre escapa.
Teñida de tus restos ya no espera una figura formar, de ti no ha quedado ni el fresco de la inspiración que deseaste forjar.
Entonces despiertas espantado alzas tu mirada hacia la obra, reconociéndote en ella petrificado arremetes con odio y deshonra.
Pero no se queda quieta con sus dedos grandes, pétreos agarra tu cuello y lo aprieta destruyendo al instante el pescuezo.
Como cisne muerto en su mano parece que ahora reposas, en la mirada de turistas y expertos eres la escultura de una iracunda diosa.
Escrito por:
AndrésHübner
Poema del libro El objeto de la visión
Comentarios