MUNDO LITERARIO

“Me tiene cautivado el personaje de mi novela”, piensa Raúl, mientras escribe puntos suspensivos y bebe un sorbo de café.
—Te prepararé uno —dice a Itlán, su personaje.
En la cocina, toma una taza, vierte el agua caliente y revuelve las letras. Itlán lo espera sentado en el sillón.
—Sé que te gusta con dos de azúcar.
A la distancia, da dos golpes a la pequeña cuchara contra el borde de porcelana, para luego reposarla sobre el plato.
—Estoy en desventaja contigo, Raúl. Sabes todo sobre mí; en cambio, no sé nada sobre ti. Por ejemplo, ¿cómo te gusta el café?
—No me gusta… Solo lo describo.
Escrito por:
Almma-Balcázar