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Estructura de un microcuento

El microcuento o microrrelato es un texto ficcional breve. El escritor Augusto Monterroso es uno de sus representantes más conocidos y seguramente conoces el concurso de Santiago en 100 Palabras.

A pesar de lo que puede parecer, escribir un microrrelato no es sencillo. Al igual que en cualquier otro texto, el desarrollo de la acción debe ser coherente, puede presentarse un personaje e, incluso, una sorpresa en el final que incite al lector a reflexionar. ¿Sabes cómo incluir estos elementos en una extensión tan acotada? ¡A continuación te lo contamos!

¿Qué es un microcuento?

Los microcuentos también reciben el nombre ficción breve, microficción o hiperbreve. Definirlos no es sencillo, pues existe heterogeneidad entre las obras que se clasifican como tal. Se trata de textos ficcionales caracterizados por su corta extensión, pero de carácter híbrido. Pueden combinar narrativa con crónica o elementos ajenos al mundo literario, como datos numéricos.

¿Qué extensión debe tener un microcuento? No existe una extensión específica, pero deben mantenerse en el límite entre una línea, un párrafo o máximo media plana (media página o cuartilla).

Características del microcuento

Su propia heterogeneidad complica la tarea de establecer características para este tipo de ficción narrativa; sin embargo, los textos suelen cumplir varias de estas:

  • Se presenta una situación narrativa incompleta. El lector intuye que algo ha ocurrido en la historia antes de la acción descrita en el cuento.

  • Final abrupto o imprevisible. El final del microrrelato deja al lector con interrogantes.

  • Historia abierta. Luego de leer el cuento, el lector es libre de aventurar sus interpretaciones, pues el cuento deja cabos sueltos.

  • Fugacidad. Lo narrado tiene un carácter rápido; es una viñeta de cierta situación, como si pudiéramos espiar durante un segundo otro mundo que no entendemos del todo.

  • Ruptura. Lo escindido, lo incompleto, lo que pudiera ser parte de una historia más amplia, pero que no se desarrolla, conforma el microrrelato.

  • Lenguaje preciso. Sobran los conectores innecesarios, las redundancias o las reiteraciones (a menos que esta última esté bien lograda). La microficción requiere únicamente las palabras justas.

  • Incita al lector a participar. Incluso más que en los relatos extensos o las novelas, el microcuento invita a convertirse en participante activo de lo que lee. Las posibilidades de imaginar el trasfondo oculto son infinitas, le toca a él llenar los espacios vacíos con significaciones.

¿Cómo escribir un microrrelato?

Llegados a este punto, insistimos en que el carácter híbrido y escurridizo del microrrelato le permite escapar de una estructura definida o un modo de hacer; sin embargo, te ofrecemos algunos consejos para que te animes con la microficción:

  • Limita los personajes. Uno o dos son suficientes para estos relatos cortos.

  • Reduce las descripciones. A menos que sea el tema del microcuento, no son necesarias descripciones extensas del ambiente narrativo. Ofrece solo los detalles imprescindibles.

  • Analiza cuál será el elemento sorpresa. Dejar al lector pensando en el cuento es el objetivo.

  • Inicio, nudo, desenlace. A pesar de su brevedad, los microcuentos tienen la misma estructura que los otros textos narrativos. Una frase suelta o un pensamiento cualquiera no clasifican, deben tener la intención de ficcionalidad.

  • Tiempo corto. Al igual que el ambiente, el tiempo de la historia es breve.

  • Pon atención a los detalles. Como requieres de las palabras justas, los detalles son tus aliados para transmitir lo que deseas sin extenderte.

  • Corrige hasta estar satisfecho. Elimina lo que creas innecesario, reestructura y revisa hasta que te guste el resultado.

Con estos consejos, ¡estás listo para escribir microcuentos!

Este artículo fue escrito por:

Zorayda Coello Freitas

Editora de Aguja Literaria



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