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¿Cómo darle Credibilidad a tus Relatos?


Imagina qué pasaría si, de pronto, en una película se vieran los camarógrafos, o si en una obra teatral los actores no se tomaran en serio sus diálogos y se salieran del guion para ir al baño o contestar una llamada telefónica… Sospecho que, aparte de ser molesto para el espectador, esto sería un distractor tremendo de la obra en sí misma. Bueno, lo mismo sucede cuando en un texto literario el autor abusa de la confianza o el intelecto de sus lectores ¿Cómo sucede esto? Cuando se rompe el pacto de ficcionalidad entre la obra y el lector.

Partamos definiendo qué es el pacto de ficcionalidad:


Es aquel acuerdo que realiza el lector al momento de seleccionar un libro. Gracias a él, decide creer lo que dice su contenido, aunque no sea real.


De esta forma, cuando te propones leer un libro de magia, aunque sabes que la magia no existe en nuestro mundo (al menos, no al estilo de J.K. Rowling), disfrutas del texto y empatizas con los personajes al grado de sorprenderte y sumergirte en el mundo que está frente a tus ojos. Cuando sientes que es real lo que se cuenta, has hecho un pacto de ficcionalidad.


Si este pacto no se cumple, el lector no podrá disfrutar de la obra. Por ello, el autor debe ingeniárselas para convertir en creíble lo increíble, en otras palabras, respaldar su historia, hacer creer al receptor que aquello que está plasmado en las páginas del libro que sostiene en sus manos es verdadero en el mundo en que fue concebido.



¿De qué forma impides a los lectores realizar este pacto con tus obras?


1. Partir de cero sin dar explicación alguna


Por ejemplo, si vas a crear un mundo de magia con brujas y todo lo que este conlleva, debes tener cierto conocimiento sobre lo que ya se ha escrito acerca del tema para poder crear algo nuevo que resulte atractivo y no caiga en lo ridículo.


2. Utilizar frases clichés de películas o series


Los diálogos deben ser fluidos y tus personajes originales. Si escribes una novela de vampiros, la protagonista no puede sonar igual a Bella de “Crepúsculo”, lo mismo con los villanos, no puedes caracterizarlos a imagen de villanos ya existentes.


3. Exagerar en las escenas de acción


Pondré como ejemplo un enfrentamiento en un mundo mitológico: si quieres describir una batalla entre un dios y un semidios, tienes libertad para explayarte hasta donde la mente te lo permita, es decir, las descripciones deben ser sencillas de imaginar. Si escribes, por ejemplo, que X personaje se levantó de entre unas rocas, de la nada formó una espada con el único recurso de “su poder” y el oponente convirtió a los animales salvajes en monstruos gigantes que escupían fuego y eran capaces de comunicarse con él por telepatía… las cosas se desbordan un poco, sobre todo si no se han establecido los límites de las capacidades de los personajes con anterioridad.


Quizás el último ejemplo fue un poco exagerado, pero ten en cuenta que si incurres en esta falla y te dejas llevar por la inspiración del momento, los hechos pueden no ser tan nítidos para tus lectores como lo son para ti en tu cabeza.


En fin, ten cuidado con mantener este pacto en pie para que tus lectores entren sin temor en los mundos ficticios que creas para ellos y se sientan en plena confianza para disfrutar sin sentirse defraudados.

Este artículo fue escrito por:

Claudia Cuevas Moya

Coordinadora de Edición de Aguja Literaria

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