A SIETE PALMOS BAJO TIERRA
El Hombre llega a la Casa de la Muerte
sonríe en los pasillos a las calaveras
nicho por nicho saluda a los difuntos.
Su mano cincela su epitafio
en lápida de mármol se lee:
"Aquí yace el hombre caminante.
Vosotros, no olvidéis: voy y vuelvo”.
Vestido
de piyama de palo
de Calavera
abre el angosto ataúd,
con libros y petacas
se instala sin miedos
a siete palmos bajo tierra
oscuro, oscuro, oscuro.
Escrito por:
Marcela-Silva-Ramírez
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