VIOLADA
Mama, mama, duele, sangra la niña
mientras la puerta permanece cerrada.
Él apareció y dijo que me acostara, mama,
era el papa, llegó y era como un clavo y yo no era madera,
era canción, ronda y juegos, mama.
Tras la puerta, ¡cómo puedes, niña mentirosa!, recitabas
vestida de negro. ¡Niña cochina, culpar al que te alimenta y viste!
Tengo frío y tengo sangre.
Mama, ven, tengo miedo, no quiero abrir la puerta. Si lo abro,
él me mirará, pondrá un dedo sobre su boca y dirá shiii.
Mama, yo lloraba y te llamaba.
Él tapaba mi boca con su mano negra y hedionda,
yo te llamaba y lloraba.
Su mano negra y hedionda me abría, mama.
Qué buscaba en mi monte, si solo era un pequeño pliegue
oliendo a infancia muerta.
No quería crecer, tú no me creías, mama,
nunca me creías.
Todo lo contrario, me acusabas, metías al baño y lavabas.
Mama, yo le llegaba a la cintura, ¿cómo querría?
Me lavabas y pegabas, llorabas cuando me enjabonabas.
Él agujereó mi infancia, mama, la mía y la de mi hermana y
la de mi otra hermana, y la otra hermana y la de mi otra hermana…
Mama, yo te llamé y lloraba.
Bajo mi cama, una muñeca con los brazos rotos
era lo único a lo que me aferraba. Tú no venías,
no abrías la puerta ni me abrazabas.
Las noches eran largas y negras, mama,
bajo las ropas de mi cama olía a muerte,
a niña muerta, y yo casi no respiraba.
Él tapaba mi boca y empujaba, mama,
shiss shiss, decía…
Mama, yo te llamé y lloraba.
Quiero un cuchillo, mama, aquí en la panza,
aquí donde hay un bulto que se mueve.
Mama, tú no me crees ni me abrazas.
Yo te llamé y lloraba, mama.
La abuela no sabía o solo callaba. Las noches las odio, mama,
también a ti.
Hoy la ventana es solo eso,
aunque si la abro… siempre permanece cerrada.
Morí cada vez, luego del shiss, mama, cada vez.
No he podido sonreír desde antes, mama, desde la llaga.
Nací muerta en tu caja oscura,
las astillas ya me perforaban,
nací muerta, lloraba y te llamaba.
Nací y no fui, aquí estoy y no soy, mama.
Escrito por:
Alicia-Medina-Flores
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