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Estructura básica para crear una novela


La novela, así como los cuentos, están compuestos de los siguientes elementos:


Narrador: la voz presente en el relato puede ser de diferente naturaleza (omnisciente, protagonista, etc.), según la intención del autor. (Para más detalles te recomiendo leer “Cómo elegir el narrador de tu historia”).


Personajes: están los principales (protagonista y antagonista), secundarios (que se ubican en uno de los dos bandos principales), terciarios (que pueden formar una trama independiente dentro de la trama principal) y esporádicos (aquellos que aparecen una o dos veces y su desaparición no afecta el nudo).


Ambiente: físico, sicológico y social.


Espacio tiempo: lugar y época determinada.


Y algunos otros de carácter más específico, que no será necesario mencionar para efectos de lo que hablaremos.


Estos elementos se encuentran enmarcados en la estructura de una novela o cuento, es decir, deben estar presentes en las siguientes divisiones que componen un texto narrativo:


Inicio: es donde tú, como autor, debes tomar importantes decisiones. Aparecerán los protagonistas, se realizará la mayor cantidad de descripciones y explicaciones que sean necesarias para que el lector comience a sentirse parte del relato y se sumerja en el mundo ficticio que has creado para él. Puede que sea necesario exponer el nudo de inmediato, según el tipo de texto que desees escribir.


Desarrollo: generalmente, aquí es cuando se presenta el nudo, la trama, aquello de lo que se trata realmente la historia. Se rompe la linealidad y algo inesperado ocurre, el protagonista se encuentra frente a un conflicto que debe resolver.


En este apartado, los personajes están procesando el conflicto, entendiendo este como la oposición de dos fuerzas, por ejemplo: un hombre joven hereda de su padre una hacienda y algo de dinero, con ello pretende surgir y sacar provecho vendiendo el lugar y todo marcha sobre ruedas, hasta que aparece sin que él se lo espere, otro heredero, uno ilegítimo pero que viene a reclamar lo que legalmente le pertenece. Se presenta un problema, ese problema es el conflicto y se desarrollará a lo largo del relato, pueden suceder muchísimas cosas antes de que este se resuelva y dependerá de tu capacidad creativa para mantener al lector pendiente de lo que va sucediendo.


Clímax: las fuerzas opuestas, protagonista y antagonista, se enfrentan por fin. Según la historia que estés escribiendo, esto puede ser de carácter violento, pacífico, sorpresivo, etc. Tomando el ejemplo anterior, puede que el joven que había heredado la hacienda descubra que el heredero aparecido es un impostor, que en realidad es su hermano o quizá es el verdadero heredero en lugar de él, puesto que su padre no era en realidad su padre biológico. Pueden pasar muchas cosas y lo más importante es SORPRENDER al lector.


Desenlace: una vez que se han calmado las aguas y se ha resuelto el conflicto, todo adquiere un matiz más tenue. Se toman decisiones y se concretan algunos hechos. Tomando otra vez el ejemplo, puede que el joven del principio no haya sido heredero legítimo, pero entabla una relación fraterna con el heredero recién aparecido, o bien se retira y decide forjar su propio destino en base a su esfuerzo. Eso quedará a tu criterio.


Para que tu obra, ya sea cuento o novela, tenga el impacto que deseas y un buen equilibrio entre sus partes, debes tener en cuenta estos cuatro componentes de la estructura narrativa, sus elementos y por supuesto, mucha creatividad e ingenio.


Este artículo fue escrito por:

Claudia Cuevas Moya

Coordinadora de Edición de Aguja Literaria

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